La flexibilidad es la única cualidad física que alcanza sus valores máximos en edades escolares, para posteriormente ir en claro retroceso en las etapas posteriores. Es por tanto, una cualidad involutiva, que a menudo se olvida trabajar por falta de tiempo, haciendo muy difícil volver a progresar en ella. Si su descenso es muy grande y conlleva pérdida de movilidad, podemos provocar desviaciones posturales, descompensaciones en gestos técnicos, pérdidas de fuerza de la musculatura antagonista, roturas fibrilares, etc.
A menudo, hablando con un buen amigo y gran profesional como Joan Forcades, preparador físico de Rafa Nadal, sobre los secretos del entrenamiento, terminamos concluyendo que no hay secretos ni fórmula mágica, sino trabajo, horas, sacrificio y persistencia. Rafa trabaja una hora diaria de estiramientos, además de su planificación sobre las otras cualidades físicas básicas y específicas. Es decir, la flexibilidad debería tener una dedicación proporcional al resto de entrenamiento, quedando desequilibrado un entrenamiento de tres horas y unos estiramientos de cinco minutos.
Vamos a saltarnos los beneficios del trabajo de flexibilidad, que seguro podéis encontrar en otras muchas publicaciones o en un futuro segundo artículo, para ir directamente al ¿cuándo estirar?
Existen muchas formas de introducir este tipo de trabajo, siendo diferente su efecto/beneficio dependiendo del momento en que se aplica, y no todas las disciplinas son susceptibles de mejorar el rendimiento deportivo con estiramientos de forma intempestiva.
En el calentamiento, predominarán los estiramientos dinámicos, cortos, a modo de llevar el músculo a la elasticidad y extensibilidad necesarias, así como preparar el tejido conectivo (tendones, ligamentos) para el esfuerzo. Se debe haber trabajado antes la movilidad articular y la activación cardiovascular.
Durante el entrenamiento, sólo si es necesario, ajustando mucho el tiempo e intensidad de los estiramientos para evitar roturas y/o pérdida de capacidad contráctil, ya que por un lado disminuyen el tono muscular y el stifness, y por otro aumentan el aporte sanguíneo.
Después del entrenamiento, también de forma moderada, para no inducir a la lesión a un músculo excesivamente fatigado.
En sesiones aisladas, que permiten un trabajo extensivo sobre la extensibilidad y elasticidad de todas las estructuras, sin importar el rendimiento inmediato. Aquí se pueden aplicar técnicas de estiramientos estáticos, activos, pasivos, técnicas FNP, e incluso combinarse entre ellas.
Todo esto es mucho mejor si además de hacerlo en el momento correcto, se hace de forma correcta, atendiendo a las necesidades propias del deportista, por su morfología individual, y a su deporte específico, ejecutando los estiramientos apropiados para cada caso.
good job!!!
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