Tras un pequeño parón para dar unas vacaciones a los pilotos en vista de la distancia que queda hasta la siguiente carrera, y cumplir con mis obligatorios exámenes de carrera, hemos retomado los hábitos haciendo una primera semana suave, sin demasiada carga física, que hemos aprovechando para entrenar caídas.
En contra de lo que el nombre indica, el objetivo de entrenar caídas no es caerse, sino evitar posibles lesiones que cursan por desproteger algunas partes del cuerpo. Así pues, el entrenamiento consistía en evitar por encima de todo las reacciones de apoyo de brazos, que son las más típicas y las que conllevan fractura de codo, clavícula o luxación de hombro.
Una vez captado el nuevo "patrón motor", el siguiente paso es reducir la perpendicularidad del impacto, es decir, intentar no caer totalmente vertical al suelo, sino más tangente o "rodando". Para esto es necesario dos cosas:
1- Acumular el suficiente tiempo en el aire como para saber a cada instante cómo estás colocado y dónde se sitúan tus segmentos corporales (brazos, piernas, cabeza), lo que se conoce como propiocepción.
2- Tener una musculatura capaz de reaccionar rápido y fuerte para cambiar la posición en el aire, ya que no existen apoyos, convirtiendo todos los movimientos en cadenas abiertas y dificultando la maniobrabilidad.
Con todo esto y un bizcocho, además de la transferencia de blando a duro para coger confianza y luego aplicarla, y las caídas de altura o de velocidad, sale todo lo que veis en los videos, con alguna torta muy graciosa. Para ver más, visita nuestro canal de Youtube.
En CEDAR lo entrenamos todo, hasta las caídas.
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